Macana es un garrote un palo para labrar la tierra y también una estaca para sujetar las riendas al camello, a la que los árabes llaman “makkana”, de donde devino. Pero los árabes también emplean la voz “mankanah” como burla y frase hueca, de donde surgió “macana” como algo falso o disparatado, tal como resulta decir “limpiar a nuevo”.
Aunque así se la adopto en la Argentina, en otras partes se prefirió pensarla como estaca: en Colombia, “ser macana” equivale a ser fuerte; en Cuba, “de macana” es algo seguro y sin dudas; y en Honduras, “macanear” significa trabajar duro y parejo.
Con este sentido fue que en el Congreso, durante una interpelación al por entonces ministro Domingo Faustino Sarmiento, un diputado de la Rioja (allí abundan descendientes de árabes) abuso de una muletilla que termino por hartar al interpelado.
“… Arreando para Chile grandes topas de ganado a macana limpia, señor Presidente…, a macana limpia señor Presidente…, a macana limpia…” repetía en su largo discurso el legislador, hasta que Sarmiento, valiéndose del otro sentido del vocablo, exclamo: “?Quiere dejarse de tanta macana el señor diputado?”.
Esto viene a cuento porque es justamente en el sentido Sarmientino del termino que “limpiar a nuevo” es pura macana: si las ropas se vuelven presuntivamente nuevas gracias a tal o cual lavado, será porque se las limpio a mano, a golpes o en lavarropas, pero nunca “a nuevo”, sencillamente porque lo nuevo no limpia, como tampoco limpia lo viejo, ni los sucio, ni lo roto.
Ahora bien: que “limpiar a nuevo” sea una macana, esto no significa que no haya tintoreros macanudos, palabreja que – ¡oh, paradoja! – es lo opuesto a macana. ¿Cómo es posible?. Abreviado en el diccionario de la Real Academia Española (RAE) se car en cuenta que en realidad, es la propia macana la que constituye un galimatías, para no decir una macana.
Resulta que su primera acepción es “especie de chal, casi siempre de algodón, que usan las mujeres mestizas para abrigarse”. Las otras acepciones son: arma parecida al machete que usaban los indios americanos; palo con que los indios labraban la tierra; porra, madero corto y grueso; disparate, tontería, chanza, broma, mentira: “¡no me vengas con macanas!”; y situación que puede ocasionar problemas o peligros, dixit RAE.
Bien mirando, de la primera acepción – Chal! De algodón que abriga y reconforta –podría llegar a derivar macanudo. Es que la Academia ilustra que macanudo significa magnifico, estupendo (“fuimos a una fiesta macanuda”); que puede usarse también como adverbio: “estuvo macanudo”; que además equivale a muy fuerte (“tiene brazos macanudos”); y que utilizados como interjección, es sinónimo de extraordinario o bravo.
No, no es un macanazo pensar que los artistas reciben la ovación como un chal de amor y reconocimiento. Macanazo es otra cosa: golpe dado con la macana (“recibió un macanazo en la cabeza”) dice la RAE; y también, vaso o copa de alguna bebida alcohólica: “tomamos unos macanazos de vodka”, ejemplifica.
¿y que hay con macanear?_ golpear con la macana o garrote; cortar la maleza con la macana antes de sembrar; decir tonterías, mentiras o embustes; trabajar con constancia y ahinco: “macanea desde el alba hasta la tarde”, enumera y describe la Academia. Pero ojo, que una cosa es macanear y muy otra es ser un macaneador: para la RAE, tal señor no es alguien que macanea de sol a sombra como un buey, sino un embustero.
Dicho esto, todo parece entenderse tan macanudamente ahora, que ni falta hace ir a la tintorería a llevar a “limpiar a nuevo” el idioma. ¿O SI?
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