miércoles, 16 de noviembre de 2011

Contaminación del medio marino

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A partir del mismo momento en que el hombre hizo su aparición sobre la tierra tuvo una tendencia orientada a la transformación y a la dominación del mundo que lo rodea.

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Ese hombre, estimulado por la idea de su propio progreso, de su deseo legitimo de mejorar sus condiciones de vida, ha establecido una relación desacertada, y hasta burda, con el medio ambiente, dañando, ya brusca ya paulatinamente, el equilibrio ecológico de la tierra.
Parecería que el hombre, recogiendo experiencias cósmicas como aquellas que destruyeron la capa protectora de ozono que envolvía a nuestro planeta que probablemente ocasionaron la desaparición de dinosaurios, en contradicción con sus aspiraciones de progreso tiende a terminar consigo mismo aniquilando su mundo.
El abuso de la tecnociencia, sin una noción clara y ética de su finalidad, que tenga en cuenta los costes medioambientales y sociales, es contrario al derecho fundamental del hombre de vivir con dignidad y bienestar en un medio ambiente en el que también puedan vivir las generaciones que le sucedan.
Desde luego, esta posible destrucción no ocurrirá a corto plazo. El desarrollo y el impacto de la tecnociencia data de varias décadas, tal vez de un siglo, pero la edad e la tierra es de varios miles de millones de años, lo que muestra una relación porcentual baja de aquella respecto de esa edad.
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Lo que el hombre debe hacer es habituarse a vivir creativamente en el medio resultante de dicha tecnociencia, tomando conciencia de su finalidad.
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Nuestra supervivencia requiere del calor solar y de la pureza equilibrada del aire que respiramos, de manera que cualquier factor que los afecte negativamente, es un factor contaminante. Estos factores pueden ser de varios tipos; pero básicamente son los productos químicos (monóxido y dióxido de carbono, oxido sulfúricos y de nitrógeno), las partículas (humo), las radiaciones (rayos cósmicos, radiactividad), el calor, cuando no proviene de la energías solar o geotérmica, y el ruido.
En mayor o menor medida, todos los países liberan regularmente desechos líquidos, gaseosos y solidos que casi en su totalidad son contaminantes, salvo cuando son utilizados nuevamente, o son sometidos a unos procesos de reciclado, lo que no es siempre posible.
La agresión al medio ambiente se extiende a la vida animal y vegetal, al suelo, a las aguas, tanto de superficie (ríos, lagos) como subterráneas y, obviamente, las de los mares y océanos, a la atmosfera y a la capa protectora de ozono situada en la estratosfera.
fotoLa gravedad y las consecuencias de estas contaminaciones han creado la necesidad de desarrollar esquemas destinados a la protección del medio ambiente y a la sanción de las responsabilidades consiguientes, esquemas que, al margen de la actuación individual de cada Estado, tienen una dimensión internacional, por la relación reciproca de los medios naturales de los diversos países, y por estar en juego elementos y áreas que corresponden al patrimonio común de la humanidad.

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