viernes, 11 de noviembre de 2011

Masajes Faciales

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Más allá de lo placentera que resulta, esta antiquísima técnica aporta múltiples beneficios: esta recomendada para todo tipo de piel, se complementa con distintos tratamientos y ayuda a que los cosméticos actúen mejor, potenciando sus efectos.

Mientras los dedos recorren trazos invisibles, la piel se distiende y recupera vitalidad. Los masajes faciales tienen una acción fundamental en numerosos tratamientos antiage, por conseguir un efecto instantáneo de calma, relax y bienestar, y también por que agilizan la acción de los productos cosméticos, beneficios que se traducen en un mejor resultado, en todo un shock de juventud.
Los profesionales de la estética coinciden en que esta forma simple y directa de contacto es la vía mas efectiva para potenciar las rutinas de belleza y, en algunos casos, constituyen hasta el 80% de una sesión facial en gabinete. Renuevan, nutren y estimulan, pero además intensifican el ritmo circulatorio, relajan los músculos, oxigenan y desintoxican la piel, e incrementan la nutrición celular. También generan un aumento de temperatura que activa la microcirculación y produce intercambios a nivel celular y, finalmente, trabajan sobre los músculos, tonificándolos. Son una técnica terapéutica sedativa que suma propiedades anti-estrés, borra signos de fatiga y atenúa arrugas.

RELAX ANTIAGE
“Todos nuestros tratamientos incluyen un masaje facial, ya que poseen beneficios tanto a nivel físico como emocional”. Afirma Gabriela Benítez, coordinadora del Health and Spa del Sheraton Pilar Hotel and Convention Center. La esperta detalla que esta técnica estimula la circulación del rostro, mejorando así la tonicidad y firmeza de la piel. Por otra parte, agrega: “es el medio ideal para vehiculizar los productos utilizados, produce una relajación.
Las maniobras manuales suelen realizarse a lo largo de todo el tratamiento, aunque varían las intensidades. Pueden ser cortas, largas, lentas o rápidas, pero nunca violentas o irracionales. “Al finalizar, por ejemplo, los movimientos son muy suaves, casi sin contacto para lograr la máxima relajación”, dice Gaston Kerschen Aguirre, director del Spa Santamaría.


El proceso que desencadena un masaje da cuenta de sus múltiples beneficios: produce calor, genera una vasodilatación local que estimula y agiliza el flujo sanguíneo, libera los bloqueos circulatorios y aumenta el volumen de agua de las capas profundas de la piel. Los tejidos se oxigenan y desintoxican, y los nutrientes acceden a las células mas rápido y sin interferencias.
Con cremas y aceites para que las manos se deslicen fácilmente o para trabajar ciertas mascaras, como la de chocolate, los masajes faciales provocan además una descamación imperceptible que promueve la saludable renovación de la piel. Sumada a la acción térmica, facilita la óptima absorción de los principios activos que se esparcen. El resultado es una piel mucho más luminosa, con buen color y mejor hidratada.
Los musculos de lacara también se contraen y, sobre todo al gesticular, participan de las emociones, por lo que los masajes resultan muy útiles para distender rasgos y prevenir la formación de surcos que envejecen.
Un masaje facial completísimo incluye también cuello, escote y cabeza, zonas clave que sufren los efectos del cansancio y las malas posturas, y que tienen relación directa con la expresión.

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