Alrededor de los 40 años, todas las personas empiezan a tener dificultades para la visión próxima, por lo tanto, es absolutamente normal que individuos que nunca tuvieron que usar anteojos empiecen a necesitarlos después de llegar a esta edad. A este cuadro se lo conoce como presbicia, y esta relacionado con la perdida de elasticidad de los tejidos oculares para enfocar los objetos en la visión próxima, debido a un proceso normal de envejecimiento de carácter irreversible y lentamente progresivo pero benigno.
Sin embargo, existen alteraciones de la visión que pueden aparecer mucho antes de las cuatro décadas de vida, y son las denominadas miopía, hipermetropía y astigmatismo. En casi un 80% de los casos, estas disfunciones no son enfermedades de por si y solo en un pequeño porcentaje puede acompañar a patologías subyacentes.
Para complicar más las cosas, generalmente, en las alteraciones de la vista hay formas mixtas: astigmatismo miopico, astigmatismo hipermetropico, etc., y lo que es peor aun: dos personas con el mismo grado de defecto visual difícilmente tendrán la misma calidad de visión, ya que esto forma parte de las cualidades visuales de cada individuo.
Miopía… mal de muchos.
Es importante saber que, cuando la luz llega al ojo, es enfocada por una especie de lente natural sobre la retina, en la miopía, el rayo de luz se proyecta por delante de la retina, formando la imagen antes. Por lo tanto, quien padece este error en el enfoque visual tiene dificultades para ver los objetos lejanos, que aparecen de manera borrosa, mientras que de cerca ve correctamente. Es por esto que, comúnmente, al miope se lo llama “corto de vista”. De manera que el miope, para ver mejor, tiene que entrecerrar los ojos, ante lo cual pueden aparecer dolores de cabeza y tensión ocular.La miopía, generalmente, se desarrolla en el niño aproximadamente a los seis años, cuando comienza su etapa escolar. El pequeño lee sin inconvenientes aun caracteres muy pequeños, de cerca, pero no logra leer lo que esta escrito en el pizarrón o entrecierra los ojos para hacerlo. También es probable que evite jugar a la pelota u otros entretenimientos en los quesea necesario ver claramente de lejos, ante lo cual opta por aislarse a leer. Sin lugar a dudas, en ese momento, el chico debe ser revisado por un oftalmólogo, quien indicara el diagnostico y el tratamiento adecuado a su problema.
Es habitual que, con el crecimiento, aumente el grado de miopía, y no existen medicamentos que puedan evitarlo. Ni siquiera los anteojos o los lentes de contacto detienen el avance de la miopía. Pero dado que, en general, aproximadamente entre los 18 y los 20 años finaliza el proceso de crecimiento, en esta etapa deja de aumentar el defecto visual. Es por eso que para acceder a la corrección de la miopía a través de la técnica del laser hay que esperar hasta los 22/25 años.
EL ojo, ovalado
Por parte, en el astigmatismo, hay un problema en la curvatura de la cornea, que impide el enfoque claro de los objetos. Eso se explica porque esta, en vez de ser redonda, es ovalada, es decir, achatada en los polos. De manera que se ve una doble imagen (al estilo de una TV en mal funcionamiento), tanto en la visión cercana como en la lejana. Las imágenes llegan distorsionadas, borrosas, o con varios focos a la vez. Una parte de la escena puede verse bien enfocada mientras que la otra puede aparecer imprecisa.
En muchos casos, el astigmatismo suele acompañar a la miopía o a la hipermetropía. Cuando se trata de un astigmatismo leve, la persona tal vez no presenta síntoma o solo puede sentir pequeñas molestias como vista cansada después de leer o dolores de cabeza. En cambio, en gados mas altos, se detecta una notable disminución de la visión tanto lejana como cercana. Es muy habitual que las personas con astigmatismo entrecierren los ojos para poder enfocar los objetos.
“El astigmatismo, generalmente, no progresa pero, a veces, puede darse el caso de disminuir después de los 50 años o, en algunos casos, aumentar, hecho que, al no ser común, requiere la consulta oftalmológica”, explica Abel Szeps, especialista en lentes de contacto y Presidente del Centro de Investigaciones y Estudios del Sentido de la Visión.
Aquí nomas
En la hipermetropía, por su parte, globo ocular es más corto que uno normal, lo que genera un enfoque por detrás de la retina. Esto hace que los hipermétropes, cuanto más cerca estén del objeto, menos lo ven. Estos pacientes se cansan rápidamente al leer y pueden incluso tener un bajo rendimiento escolar experimentando, habitualmente, falta de concentración, con lo cual terminan abandonando los estudios antes de darse cuenta de que existe un problema refractivo. De lejos, sin embargo, son “superdotados”: ellos tienen su sistema visual especializado en la visión lejana y son los mejores conductores en ruta, ya que ven más allá de lo que cualquier mortal puede ver.
En la hipermetropía no existe la suficiente adaptación del sistema visual como para lograr un enfoque adecuado de los estímulos cercanos, o a veces, el enfoque de los mismos puede llegar a realizarse pero con esfuerzos excesivos, lo que en lo inmediato produce síntomas de cansancio visual, periódicos dolores de cabeza y, a largo plazo, puede llegar a provocar daños estructurales. Es lo que habitualmente se conoce como fatiga visual.
Si bien el ojo del recién nacido viene preparado para la visión a distancia y muy mal entrenado para la visión próxima, con el desarrollo y madurez del sistema visual, promediando los seis años de vida, la hipermetropía se va reduciendo. “Es difícil la detección de la hipermetropía dentro de edades tempranas, ya que se enmascara con la hipermetropía fisiológica característica. Pero, muchas veces, se detecta porque le esfuerzo en la visión cercana lleva al niño, por un mecanismo compensador, a desviar sus ojos en el intento de leer un libro infantil o en sus juegos, ante el examen oftalmológico, la hipermetropía encontrada alcanza valores muy altos para la edad”, aclara Szeps.
Cuando un individuo joven presenta una hipermetropía leve puede no usar anteojos; la cuestión es que si en sus actividades predomina la visión de cerca, no se encontrará cómodo y, para ver claramente, deberá realizar un gran esfuerzo de enfoque, con el consecuente cansancio –fuera de lo normal- que esto implica. La hipermetropía no es progresiva y, una vez descubierta permanece por décadas sin cambios hasta cerca de los 40 años.
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