sábado, 5 de noviembre de 2011

La desaprensión al volante


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Las estadísticas de la inseguridad vial en las provincias del NEA son aterradoras, y es cierto también los es
fuerzos de autoridades provinciales y municipales que se multiplican. Pero, hoy por hoy, este flagelo actual cruelmente sin piedad alguna y a diario en contra de la seguridad y la vida de las personas que transitan por la vía publica. Al cabo son ellas mismas las que a borde de un vehículo dañan, lastiman, hieren y matan a sus congéneres en una verdadera pesadilla en cada calle o avenida de nuestras ciudades. Son, los desaprensivos al volante.
Una “especie” muy particular que puede circular en un “bólido” de ultima generación o un viejo modelo destartalado, puede tener un carro a tracción a sangre o una moto. Puede ser un particular o un chofer de remis, una bicicleta, una combi, un colectivo trucho, o un micro de transporte autorizado.
Lo que seguramente lo convierte en un irresponsable al que poco le importa su propia vida y, por ende la vida ajena. Son los que circulan sin el menor respeto por las señales de transito, los que manejan sin casco o registro o alcoholizados. En resumidas cuentas: los que a diario matan o se matan justificando impensadamente que “yo no tuve la culpa”.



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Es imprescindible una toma de conciencia general tanto de peatones como de conductores para reducir drásticamente estas cifras. Tal vez ya es exigible un debate de nuestros ediles en relación a reglamentar mejor, adaptar o adecuar, la legislación vigente. O, si esta estuviera a la altura de las circunstancias, arbitrar los medios para hacerla cumplir acabada y no parcialmente.

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Un examen riguroso antes de entregar el registro, y un examen psicológico que revele con antelación estadios psicóticos, depresivos o de cualquier naturaleza peligrosa para conducir podría ser algunas de las medidas a implementar.
Es necesario que, si o si, los semáforos se visen periódicamente junto con los operativos de control. Porque una cosa es hacer lo posible para que la gran cantidad de desocupados y subocupados de esta región puedan acceder a un sustento a partir de poder conducir, remises, combis, colectivos de líneas, camiones o carros a tracción a sangre de todo tipo. Y otra muy diferente es que los que conducen, conviertan a sus vehículos en armas peligrosas por desaprensión.
Circulan vehículos, por nuestras calles y rutas, sin la mínima señalización y que –no solo no cuentan con seguro. Sino que no resisten la menor revisión; no ya técnica y profesional, sino de la vista y el sentido común.
Darle la importancia que amerita es el granito de arena que cada uno de nosotros debe aportar a esta grave situación que nos aqueja. Pero quienes tienen la obligación, el deber y el derecho de atenderla, comiencen a preocuparse antes de que sea demasiado tarde.

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